LA GUERRA DEL CENEPA: LA ÚLTIMA GUERRA DEL SIGLO XX EN LATINOAMÉRICA

LA GUERRA DEL CENEPA: LA ÚLTIMA GUERRA DEL SIGLO XX EN LATINOAMÉRICA


Hace 20 años se registró la última guerra de la región sudamericana: la llamada Guerra del Cenepa entre Perú y Ecuador, el 9 de enero de 1995.

Este enfrentamiento que duró cinco semanas, puso fin a una larga serie de incidentes bélicos entre las dos naciones por el control territorial de una zona en disputa desde comienzos del siglo XIX, que comprendía la Cordillera del Cóndor y el río Cenepa.

La guerra de 1995 se gestó por la distinta interpretación que los dos países le dieron a la aplicación de un tratado de paz firmado después de la guerra de 1941.

El llamado Protocolo de Río de Janeiro, en el que actuaron como garantes Estados Unidos, Brasil, Chile y Argentina, había establecido los límites entre Perú y Ecuador.

Malentendidos

Por una serie de reclamos ecuatorianos no se establecieron los hitos de demarcación de 78 de los 1.700 kilómetros de frontera.

Perú consideraba que los reclamos ecuatorianos eran una maniobra para desconocer el Protocolo de Río de Janeiro.

Ecuador, a su vez, creía que la actitud peruana ocultaba un intento de trazar los límites de acuerdo a su propia interpretación del tratado.

En 1992, tuvo lugar un encuentro en Quito del presidente peruano, Alberto Fujimori, y el mandatario ecuatoriano, Sixto Durán Ballén, para discutir salidas al problema.

Situación militar del Perú y el Ecuador

El escenario militar de ambos países al inicio del conflicto, evidentemente era dispareja, las ventajas estaban teóricamente del lado ecuatoriano.

El Perú afrontaba desde 1980 una guerra interna desatada por el grupo terrorista Sendero Luminoso, que conoció su más cruenta etapa entre los años 1982 y 1991. Las Fuerzas armadas del Perú se hicieron cargo de la lucha antisubversiva desde diciembre de 1982, con el consiguiente desgaste, tanto económico como social que ella conlleva, sin embargo las tropas peruanas que luchaban contra Sendero Luminoso irían ganando, desde 1980, una experiencia en combate real que les sería de utilidad a la hora de entrar en acción en el conflicto y esto ya era una ventaja para ellas.

La Fuerza Aérea del Perú, que desde la década del 60 y parte de la del 80 del siglo XX, había llegado a ser considerada como una de las más poderosas de Hispanoamérica, se hallaba, en 1995, en una situación crítica. Al momento de estallar el conflicto, de más de 100 aparatos de combate que tenía en inventario, sólo se hallaban operativos: 3 Mirage 2000, 7 Sukhoi 22, 4 Camberras, 8 A-37B y 5 helicópteros artillados Mi-25; los Mirage 2000, que venían a ser los aviones más modernos de la FAP, no contaban con misiles aire-aire de corto y de mediano alcance. Los sistemas de radar sólo tenían una operatividad del orden de menos del 45%, y los sistemas antiaéreos, del 20%.

Por el lado ecuatoriano, después del Conflicto del Falso Paquisha en 1981, se inicia una serie de compras y modernizaciones de sus sistemas aéreos y terrestres; entre los más importantes está la compra de aviones Kfir C2, y las modernizaciones de sus Mirage F1. Se puede afirmar que, para inicios de 1995, la Fuerza Aérea del Ecuador era una de las mejores equipadas de la región, contando con un arsenal de 12 Mirage F1JAs, 10 Kfir C2s, 10 Jaguars MK.1 y 10 A-37B. Según el ex-mandatario ecuatoriano Sixto Durán Ballén, la clave del éxito de las operaciones militares en la Cuenca del Cenepa se había debido a 14 años de preparaciones militares, como este declararía el 4 de marzo de 1995.

A lo largo de la guerra del Cenepa se desplegaron, en gran parte, soldados profesionales de brigadas de fuerzas especiales. Una de aquellas brigadas perteneció al Grupo Comandos de Selva (IWIAS), brigada élite ecuatoriana conformada exclusivamente por personal nativo de la región amazónica dado su conocimiento y capacidad para sobrevivir en aquel entorno. En contraparte de esto, el ejército peruano movilizado al principio del conflicto estaba conformado en su mayor parte por conscriptos de servicio militar obligatorio pertenecientes a batallones que no eran Unidades de Combate especializadas en operaciones de combate en selva, razón por la cual tuvieron que intervenir tropas de élite compuestas por varios batallones de infantería contrasubversiva especializada en combate en selva, traídas del Frente Militar Alto Huallaga.

Las fuerzas armadas ecuatorianas hicieron uso de sus líneas cortas de abastecimiento y de la ventaja geográfica que le otorgaba la cordillera del Cóndor (1950 metros de altura) en su territorio para atacar directamente con morteros y lanzadores de cohetes múltiples, a las tropas del ejército peruano que consolidaban sus posiciones. Todo esto gracias al uso de tecnología moderna, tal como el posicionamiento global satelital GPS, para localizar con precisión su objetivo.

A pesar de que la sofisticación del armamento data de los años 60’s y 70’s, un conflicto armado a esta escala era desconocido entre países hispanoamericanos. Las fuerzas armadas ecuatorianas adoptaron una defensa activa y un combate tierra-aire, conceptos implementados por fuerzas armadas estadounidenses e israelíes. Conceptos y técnicas que el general Paco Moncayo aprendió y aplicó tras su estancia en Israel como agregado militar en ese país en 1986.41

Gabriel Marcella, analista estadounidense de la Escuela Superior de Guerra del Ejército de los EE.UU afirmó lo siguiente:

“La limitada victoria del Ecuador en el Cenepa genera un nuevo umbral en el antiguo conflicto: Ecuador ha logrado una victoria militar sobre Perú por primera vez desde la batalla de Tarqui en 1829. Los ecuatorianos integraron exitosamente las estrategias militares, operaciones y tácticas con una acertada campaña de información tanto en lo nacional (diplomacia) como en lo militar (operaciones sicológicas)".

El material perdido y el número de bajas peruanas que no cayeron en combate podrían sustentar la afirmación de que el Perú no estaba preparado para un enfrentamiento con Ecuador, debido a que el presidente Fujimori priorizó la lucha contrainsurgente, lo que motivó una severa crítica en el país por parte de sectores políticos peruanos opuestos a su gobierno, todo esto aunado a los problemas logísticos, debidos a la distancia y a las condiciones meteorológicas y geográficas por el lado peruano. En una "carta" escrita por un supuesto alto militar del Ejército peruano y publicada en la Revista "Caretas" se dice lo siguiente:

“(...) de todas las armas tuvimos que valernos de los viejos fusiles FAL que tuvieron problemas cuando por los años 75 se compraron a los argentinos; con estas armas y unos cuantos RPG, sin base de fuegos de morteros, sin artillería, sin apoyo aéreo, sin inteligencia, nos enfrentamos a una fuerza moderna.(...) En esas condiciones, recuperamos Cueva de los Tayos, Base Sur, llegamos a Tiwinza pero ya desgastados por una terrible y larga línea de abastecimientos pero no pudimos mantenerla; es verdad nuestros hombres sufrieron hambre, porque no tuvieron raciones oportunamente, porque los cargadores eran emboscados, porque nos infiltrábamos en terreno ocupado por el enemigo y nuestras tropas quedaban aisladas”.

El general EP Vladimiro López Trigoso, encargado de las operaciones militares durante el conflicto armado, dijo algo concordante con lo anterior ante una comisión investigadora del Congreso peruano:

“Por pretender lanzar bombas en Tiwinza una noche, creo que sería el cinco o el seis de febrero, nos bombardearon Base Sur, donde estaban nuestras tropas. Nos causaron seis muertos, y nuestra tropa se echó a llorar de amargura, de impotencia. (...) El ataque aéreo de la FAP nos han producido estas bajas, y desde luego 180 desaparecidos, que por fortuna fueron apareciendo uno, de uno, de uno a lo largo de toda la semana. (...) Me enviaron (a combatir) con armamento sin munición, sin brújula, sin nada. ¿Y por qué sucede ese bombardeo? No teníamos medios de comunicación, no teníamos GPS, que es un aparato para indicar la posición geográfica vía satélite, que después me enteré que valía unos 300 dólares”.

Otro aspecto de gran importancia es la diferencia en los gastos militares de ambos países. En el periodo 1985 a 1994, los gastos de Defensa en el Perú disminuyeron en un 13%, mientras en el Ecuador se incrementaron en un 58%.

A pesar de la diferencia en gastos militares, no todo se encontraba a favor del lado ecuatoriano, vistas las limitaciones impuestas por el ejecutivo ecuatoriano, que prohibió al alto mando militar emprender acciones contra el eje Jiménez Banda-Soldado Pastor, desde donde llegaban abastecimientos y refuerzos. El general del ejército ecuatoriano Paco Moncayo afirmó:

“La situación militar se había vuelto desagradable por la presencia de las fuerzas peruanas en el interior de nuestro dispositivo, y la imposibilidad de desalojarles”.

Se gesta la crisis

Fujimori se inclinaba por una solución diplomática, pero la reunión no produjo resultados.

La popularidad del presidente ecuatoriano Sixto Durán Ballén estaba por el suelo.
Las fuerzas armadas ecuatorianas instalaron unas bases militares en la cabecera del Río Cenepa, que según el protocolo de Río de Janeiro, hacía parte del territorio peruano.

El 9 de enero de 1995 se produjo un enfrentamiento de soldados peruanos con una patrulla militar ecuatoriana.

El 11 de enero una patrulla peruana fue conminada por los ecuatorianos y se produjo un breve intercambio de disparos.

Ecuador ordenó el ataque contra los peruanos que se encontraran en el Cenepa, la destrucción de todo elemento dentro de lo que consideraba como territorio suyo, y el control de las cabeceras del río.

Perú declaró hostilidades el 25 de enero de 1995.

Fin del conflicto

La cifra oficial de muertos varía, según cada país. Ecuador informó oficialmente la muerte de 33 soldados. Una cifra que controvirtió en su momento el Comando Conjunto de las FF.AA. del Perú, que afirmó que las bajas ecuatorianas habían sido 350.

Perú reconoció la muerte de 60 de sus soldados. Es difícil establecer si hubo un ocultamiento de la verdad por parte de los dos países.

Algunos estimativos de organizaciones no gubernamentales hablan de una cifra total de 500 muertos, mientras que otros centros de documentación hablan de una cifra de 120 muertos.

Paz

La Declaración de Paz de Itamaraty estableció el retiro de las tropas de ambos países.

El 17 de febrero de 1995, se firmó la Declaración de Paz de Itamaraty, en Brasil, que estableció el retiro de las tropas de ambos países.

Observadores de los países garantes del Protocolo de Río de Janeiro se desplazaron hasta la zona del conflicto. El 2 de marzo, tras cinco semanas de enfrentamientos y escaramuzas, terminaron los combates.

Una nueva ronda de negociaciones condujo al acuerdo de Brasilia, firmado por el presidente Alberto Fujimori y su par ecuatoriano Jamil Mahuad, el 24 de octubre de 1998.

Los países garantes resolvieron que la demarcación de la frontera seguiría siendo la misma que estableció el tratado de Río de Janeiro de 1942.

Intereses ocultos

Ambas naciones debieron hacer algunas concesiones, y las distintas interpretaciones quedaron resueltas.

Finalmente, en mayo de 1999, se colocó el último hito en la frontera común.

En su momento, algunos analistas atribuyeron el escalamiento del conflicto a la situación política que vivían ambos países.

La aceptación popular del presidente ecuatoriano Sixto Durán Ballén se encontraba por el suelo. El presidente peruano, Alberto Fujimori, se preparaba para su reelección.

Con el conflicto, la popularidad de ambos mandatarios aumentó dramáticamente.

Ecos del conflicto

Menem fue procesado por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia durante su gobierno.

En otro giro de esta historia, el ex presidente Carlos Menem ha sido procesado en dos ocasiones por su presunta responsabilidad en la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia durante su gobierno en la década de los años 90.

En ese momento los ecuatorianos se encontraban en pleno conflicto bélico con Perú.

La venta incluyó 6.500 toneladas de fusiles, cañones, cohetes antitanque y municiones.

En 2001, Menem pasó seis meses bajo arresto domiciliario en 2001, como coautor del delito de contrabando agravado de armas de guerra.

Menem rechazó las acusaciones en su contra y las calificó de "persecución política" impulsada por el gobierno.

En septiembre de 2007 fue procesado por segunda vez.

Referencias:

3.      «War and peace in the Amazon: Strategic Implications for the United states and Latin America of the 1995 Ecuador-Perú War»

4.      Jimmy López Contreras (Octubre/2004). «Ecuador-Perú: antagonismos, negociación e intereses nacionales». Quito-Ediciones Abya-Yala. Consultado el 13/nov/2010.

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