El feminismo ha conseguido envenenar la atmósfera cultural con su aversión a lo masculino
“El feminismo ha conseguido envenenar la atmósfera cultural con su
aversión a lo masculino”
(Entrevista a
Camille Paglia, escritora, feminista y lesbiana)
Pregunta: El pasado 8 de marzo, miles de
españolas salieron a la calle.
Respuesta: ¿Ah sí? ¿Por qué motivo?
P: Por muchos. Se habla de la brecha
salarial, de...
R: No sé cómo es en España, pero en
EEUU desde Kennedy, por ley, se tiene que pagar lo mismo a un hombre y a una
mujer si hacen el mismo trabajo.
P: Tenemos la misma ley en España desde
1980.
R: Mire, yo soy una feminista
igualitaria. Eso es que exijo un trato equitativo para hombres y mujeres en
todos los ámbitos. Y si una mujer hace el mismo trabajo que un hombre, le
tienen que pagar lo mismo. Sin embargo, ahora las feministas se apoyan en no sé
cuántas estadísticas para afirmar que las mujeres en general ganan menos que
los hombres. Pero esos gráficos son fácilmente rebatibles. Las mujeres suelen
elegir trabajos más flexibles (y, por lo tanto, peor pagados) para poder
dedicarse a sus familias. También prefieren los trabajos que son limpios,
ordenados, seguros. Los que son sucios y peligrosos se los suelen endosar a los
hombres, que también suelen estar más presentes en áreas más comerciales.
Tienen una vida mucho más desordenada, pero eso, por supuesto, se remunera.
P: En España la brecha empieza con el
nacimiento del primer hijo.
R: Lo que es evidente es que las
mujeres tienen también derecho a elegir diferentes caminos. Y a lo mejor para
muchas mujeres el trabajo no es tan importante.
P: Para otras mujeres sí que lo es.
R: Pero hay otras muchas que prefieren
un trabajo más flexible para pasar más tiempo con sus hijos y no dejarlos al
cuidado de extraños. El problema del feminismo es que no representa a un
amplísimo sector de las mujeres. Por eso se ha centrado en la ideología y en la
retórica anti masculina en lugar de hacerlo en el análisis objetivo de los
datos, de la psicología humana y el significado de la vida. No creo que la
carrera laboral deba ser lo más importante de la vida de una persona. Si
permites que tu trabajo defina tu personalidad, es que eres un enfermo. La vida
humana está dividida en la vida privada y en la pública. Y es muy importante
desarrollar la vida familiar, afectiva... Centrarse sólo en la vida pública
puede ser propio de personalidades distorsionadas. Por eso las nuevas
generaciones en EEUU se atiborran de antidepresivos. Identifican la vida con el
trabajo y eso sólo te puede hacer sentir miserable.
P: Las élites feministas...
R: En los años 60 el feminismo de
izquierdas trataba de atraer a las mujeres trabajadoras y adoptaba las maneras
y el lenguaje de la clase trabajadora. En los 70 se empezó a imponer una
corriente que se centraba en las burguesas de profesiones liberales,
principalmente profesores, periodistas... Ese tipo de feminista que cree saber
qué es lo mejor para las mujeres. Pero lo cierto es que sólo están centradas en
hacer carrera y no se dan cuenta de lo distintas que son sus vidas de las
mujeres de clases trabajadoras que pretenden representar. Hay una actitud muy
elitista en el feminismo. Y las periodistas y las que se llaman intelectuales tienen
mucha culpa.
P: Usted defiende que el feminismo
también debería incluir la visión de las conservadoras.
R: Sí. El debate sobre el aborto es un
claro ejemplo. Yo estoy 100% a favor de la libre elección de las madres y de
todo eso de que mi cuerpo es mío porque ni el Estado ni la Iglesia pueden decir
a ninguna mujer lo que tiene que hacer. Sin embargo, respeto los movimientos
antiabortistas y me parece atroz que el feminismo los excluya de sus
manifestaciones y sus marchas. Es ridículo. Y además, fue nefasto que la
segunda ola del feminismo tuviera una visión tan negativa de las mujeres que se
quedaban en casa para cuidar a sus hijos. Se las miraba como a unas ciudadanas
de segunda y ellas, claro, rechazaron el feminismo.
P: El feminismo aún se sorprende de que
tantas mujeres votaran a Trump.
R: La idea de que las mujeres tuvieran
que votar por Hillary, uno de los seres más corruptos de nuestra Historia, por
el mero hecho de ser mujer, era ridícula. Le explico: en 2008 voté por Obama;
en 2012 lo hice a los verdes. ¿Por qué? Porque la administración Obama ha sido
un desastre. Se ha dedicado a inflamar las tensiones sociales en lugar de
resolverlas. Obama ha dejado un país desastroso en términos de tensión social.
Él prometió armonía, pero ha dejado un país resquebrajado. Y diría más: si en
vez de presentar a Trump, los republicanos hubieran nominado a un candidato
clásico, habrían arrasado porque los demócratas han sido un desastre. ¿Qué han
hecho? Promover las tensiones identitarias porque creen que es la única manera
de permanecer en el poder.
P: En Europa también se fomentan las
identidades frente a la ciudadanía.
R: En 1972 yo era la única estudiante
de Yale abiertamente lesbiana. Y Dios sabe lo que me pudo costar aquello
profesionalmente. Pero luego a finales de los 70 y los 80 empezó a proliferar
el identitarismo. Se crearon los departamentos de género, los estudios afroamericanos...
Y esa institucionalización de las identidades es lo que está a punto de
cargarse las universidades en EEUU. Ahora lo que hay es una serie de
administradores y burócratas que justifican su sueldo enseñando, por ejemplo,
Literatura y Arte desde un punto de vista identitario. ¡Enfermizo! Yo abogo por
la visión verdaderamente multicultural que teníamos en los 60, que era lo
opuesto a los estudios de mujeres, de gays, de afroamericanos... No se puede
meter el Arte o la Historia en compartimentos de jerga, clichés...
P: En uno de sus ensayos usted critica
que el feminismo haya prescindido de Freud en favor de autores como Derrida y
Foucault.
R: Tampoco se trata de mitificarlo, pero el desprecio a Freud
es un desastre para el feminismo porque es incapaz de entender o analizar las
relaciones sexuales. Sin Freud no se explica lo que pasa entre hombres,
mujeres, hermanos... Y por eso el feminismo es incapaz de construir una teoría
del sexo. La realidad es que la única aportación de este feminismo es un
análisis desde el punto de vista político. ¡Una locura! El sexo no se puede
explicar con política. Lo que pasa es que estas burguesas, las feministas, lo
que buscan es una forma de religión. Quieren un dogma y eso es lo que han
encontrado en las identidades. Y si la gente contempla la política como si
fuera su salvación, su dogma, pues acabas de crear el infierno. ¡Otro!
P: Es evidente que las mujeres deben
ser protegidas. ¿No?
R: En mi generación pedíamos a las
autoridades que no se metieran en nuestras vidas privadas. Cuando llegué a la
Universidad en 1964, los dormitorios de las chicas se cerraban a las 11 de la
noche. Sin embargo, los hombres no tenían toque de queda y podían pasarse toda
la noche por ahí. Pensábamos que era una vergüenza, pero en la universidad nos
respondían que eso no podía ser porque el mundo era peligroso. Y nos quejamos
al rector: “Denos libertad, aunque eso acarree el riesgo de que nos violen”. Y
lo logramos porque aceptamos los peligros. El problema es que a nosotros nos
educaron personas que habían ido a la Segunda Guerra Mundial y vivido la Gran
Depresión. Nuestros padres entendían lo que era la realidad y nos advertían de
los riesgos. Por lo que, aunque estábamos muy protegidos, nos habían explicado
los peligros del mundo y habíamos desarrollado una personalidad que nos
permitía afrontar las contrapartidas de la libertad. Hoy, dos generaciones
después, la gente joven, de clase media, es blanda e incapaz de sobrevivir.
Viven en un entorno protegido, educados para no ser ofendidos. No se les enseña
la sucesión de horrores que ha sido la Historia. Sólo se les habla de esta
basura identitaria y victimista.
P: ¿Infantiles?
R: La cosa es que las chicas creen que
se pueden vestir como Madonna (en los 80) para ir por una calle oscura en mitad
de la noche y que no les va a pasar nada. Y tienen perfecto derecho a creerlo,
pero yo les advierto que si lo hacen tienen que estar preparadas para todos los
peligros a los que puedan enfrentarse. Entre ellos, los que representan unos
pocos hombres que no sólo son abusivos sino psicóticos. Pero a los chicos de
hoy en día les han enseñado que todo el mundo es bueno y que la única forma en
la que te conviertes en malo es mediante la injusticia social.
P: Habla de psicópatas, pero el
movimiento Me too...
R: La revolución sexual que liberó a mi
generación y que fue fabulosa no está afectando de idéntica forma a las nuevas
generaciones. Está forzando a las niñas a tener relaciones mucho antes de lo
que ellas quieren y creo que eso también está alterando la relaciones entre
sexos. De esta forma, las mujeres están perdiendo dignidad y estatus. Para los
hombres es fantástico porque tienen un acceso al sexo inimaginable. ¡Y no
quiero pensar en todas esas citas que se hacen ahora por teléfono! El sexo se
ha hecho demasiado banal... Creo que hace falta una reasignación de la sociedad
contemporánea para que hombres y mujeres vuelvan a valorar los códigos del
cortejo. Los hombres y las mujeres ven el sexo de manera diferente. Y éste es
otro error del feminismo. Ha abandonado la biología y dice que no hay
diferencias entre sexos.
P: Es que...
R: Es de locos. Si se crean estudios de
género, qué menos que incluir el estudio de la biología, esencial incluso
cuando, como sostienen algunos, se trata de una mera construcción social. Por
eso yo digo que los estudios de género son mera propaganda y no son una
disciplina académica. No hay diferencia entre este discurso y la propaganda
fascista durante la II Guerra Mundial. Es mentira que el género sea totalmente
una construcción social porque, como expliqué en 'Sexual Personae', se trata
más bien de una intersección entre la cultura y la naturaleza.
P: Usted sostiene que hay una crisis de
masculinidad.
R: Ahora hay una crisis de roles de
género y un debate centrado únicamente en las necesidades de las mujeres.
Mientras, a los hombres se los retrata como violadores, criminales y todo lo
masculino se desprestigia. Hasta llegan a decir que los hombres son mujeres
incompletas. ¡El feminismo ha conseguido envenenar la atmósfera cultural con su
aversión a lo masculino! Claro, los muchachos ven esto como algo terrible y yo
lo siento mucho por ellos. Atravesamos un periodo de caos. Es cierto que
tenemos muchos privilegios, lujos... pero la gente es miserable.
P: ¿Por qué?
R: En realidad durante muchos milenios
hombres y mujeres tuvieron poco contacto. Ellos se iban de caza (o lo que
fuera) y ellas se quedaban en casa haciendo lo que tuvieran que hacer. Hoy,
hombres y mujeres trabajan juntos, pero las mujeres dicen que los hombres las
discriminan y las acosan. El feminismo debería abstenerse de seguir con esa
retórica tan anti hombre porque no está ayudando a que sus niños se conviertan
en adultos. La culpa de los males de las feministas no la tienen los hombres,
sino este sistema profesional en el que vivimos.
P: Despotrica pero usted es muy feliz
enfocada en su carrera.
R: De pequeña me quería parecer a
Amelia Earhart, a Katharine Hepburn... Pero el caso es que no me identifico
únicamente con mi papel profesional o público. La vida real es también la
familia, los amigos... Las carreras también se han convertido en una identidad
para muchas. Sin embargo, las mujeres obreras no le dan tanta importancia al
trabajo, es algo que hacen para ganar dinero. Y tienen su verdadera vida en
casa, durante las vacaciones. Entonces se olvidan del trabajo. Las clases
medias y altas, la burguesía, sin embargo, piensan constantemente en el trabajo
y eso no es saludable.
P: El feminismo sostiene que se ha
ocultado la historia de las mujeres.
R: En mi libro 'Sexual personae'...
P: 'Mein Kampf', según Gloria Steinem.
R: ...escribí que si la civilización
hubiera quedado en manos de las mujeres seguiríamos viviendo en la cueva. La
gente no lo entendió bien. Lo que yo quería decir es que las grandes
estructuras fueron producto de los hombres. Y luego hubo mujeres que crearon a
partir de esas estructuras. Y las mejoraron.
P: Me refiero a las mujeres olvidadas
del Arte, de la Literatura.
R: Y cuando investigas te das cuenta de
que son artistas de segunda fila a las que se les prestó poca atención. Ahora
se habla mucho de Artemisia Gentileschi pero, bueno, es una figura menor. Los
hombres han sido los que han roto los estilos y los que han creado la Historia
del Arte. No tengo duda. Los grandes proyectos de irrigación de Mesopotamia, las
pirámides de Egipto fueron idea de los hombres. ¿Por qué? Porque los hombres
son capaces de matarse a sí mismos y a otros para llevar a cabo sus proyectos.
O sus experimentos. Siempre tratan de ir más allá del conformismo, de la cueva
en la que estaban las mujeres. En parte, quizás, para escapar de las cuevas
porque en las cuevas mandaban las mujeres.
P: ¿Entonces?
R: Que es muy desagradable no reconocer
los logros de los hombres porque las estructuras que han creado es lo que ha
permitido a las mujeres escapar de la opresión de la propia naturaleza y tener
sus propias carreras, identidades, logros... Así que ha llegado el momento de
dejar de vilipendiar y minusvalorar a los hombres.
P: ¿Y el heteropatriarcado?
R: No existe. Es una estupidez que
descalifica cualquier análisis. En Occidente, las mujeres no viven en ningún
patriarcado.
P: A menudo usted recalca que en EEUU
las mujeres de la frontera, del Oeste, obtuvieron el derecho al voto antes que
las cultivadas señoras de la Costa Este.
R: En las sociedades agrarias, más familiares,
los hombres miraban a las mujeres más como sus iguales porque hacían mucho
trabajo físico. En Nueva York las mujeres eran delicadas y llevaban corsé y
tomaban el té. Las mujeres trabajadoras tratan más como iguales a sus hombres y
les hablan más claro que esas mujeres de clase media y alta que son incapaces
de lidiar con su jefe en la oficina. Se debe a que están educadas para
comportarse de una forma burguesa, a moderar su voz a complacer, a ser pasivas.
Por eso yo llamo a mi feminismo un feminismo de la calle. Yo creo en las
mujeres fuertes, que son capaces de crecer y protegerse solas. No en las que
corren a refugiarse en las leyes o en un comité.
Fuente: http://www.elmundo.es/papel/lideres/2018/04/09/5ac7599d22601dd71d8b45d5.html
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